El programa educativo Futuro Sostenible es un proyecto de la Fundación Novessendes

Un intercambio internacional de experiencias educativas del Bien Común, con representación española y alemana

Un encuentro para fortalecer lazos y descubrir dinámicas pedagógicas innovadoras

El lugar de la cita fue elegido a conciencia: el hotel Mar de Fulles, el Alfondeguilla (Castellón), una empresa adherida a la Economía del Bien Común. Allí acudieron, para convivir durante cuatro días, de jueves a domingo, una treintena de personas del ámbito educativo de diferentes partes de España y Alemania. La propuesta era participar de un intercambio de experiencias y herramientas pedagógicas, que se vienen practicando en España y Alemania, y que buscan introducir la EBC en las aulas de los diferentes niveles educativos. 

¿El objetivo del encuentro? Fortalecer lazos, adquirir conocimiento y recargar energía en la intención de sembrar la semilla del bien común en las bases, allí donde se forman quienes mañana dirigirán empresas, instituciones, la sociedad…

La iniciativa nació de la mano de la Fundación Cívica Novessendes y la Federación Internacional de la Economía del Bien Común. Y fue posible gracias a un proyecto europeo pionero en el ámbito educativo, el primero que ambas organizaciones desarrollan.

“Queríamos fomentar la relación de todas las personas del ámbito educativo que están desde hace años involucradas en el proyecto Futur Sostenible, y, por otra parte, incentivar alianzas e intercambio de conocimiento y experiencias pedagógicas que se están desarrollando en el ámbito nacional y en Alemania, donde el movimiento de la Economía del Bien Común se encuentra más desarrollado”, relata Mario Rebollar, coordinador del proyecto “Futur Sostenible” de Novessendes. Esta estrategia lleva siete años llevando a institutos la filosofía de la EBC.

El espacio sirvió para descubrir materiales, tácticas y dinámicas que se están practicando en aulas de diferentes comunidades españolas y de Alemania para inculcar otra forma de ver la economía y las relaciones sociales. Además de compartir los recursos, también se han traducido herramientas del alemán al castellano, y viceversa.

“El programa fue muy vivencial, experimental, para que el profesorado pudiera, por medio de dinámicas lúdicas, vivir en primera persona, lo que luego facilitará al alumnado”, explica Rebollar. Entre estas dinámicas, las personas participantes en grupo desarrollaron una simulación práctica de una empresa chocolatera del bien común. Tras valorarla con el Balance del Bien Común, contrastaron los resultados con una empresa chocolatera normal. 

“La sensación que nos dejó fue muy ilusionante, hemos conocido a personas maravillosas, descubierto muchas experiencias educativas del bien común, para ver que no estamos solas, y eso te motiva y te da esperanzas y certeza de que estamos por el camino correcto y de que tenemos que persistir y generar alianzas con profes que quieren incluir la visión del bien común en los centros educativos”, concluye Rebollar.

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